Hoy me reuní con los delegados del CDE PRI Sonora, que asistirán a la Asamblea Nacional del próximo domingo 7 de julio.
Les compartí mi firme e invariable convicción de rechazar la idea de un cambio estatutario que promueva la reelección de sus dirigencias.
El daño sería lamentablemente mayúsculo y en sentido contrario a lo que hoy amerita una seria discusión y reflexión de lo que nos ha sucedido en los últimos procesos electorales.
Resulta absurdo pensar que esa medida sea – en un caso remoto – , la solución a nuestro problema de fondo. Parece una simple e irresponsable decisión.
Escuché que ninguno de los delegados presentes sabe dónde se celebrará la Asamblea Nacional, ni tampoco fueron convocados a las mesas dictaminadoras que asumieron esa propuesta, por cierto, muy diferente a la de las asambleas sonorenses que también incluyen la descentralización de las decisiones hoy cupulares, que asfixian a nuestro partido impidiendo el acceso de cuadros probados, con méritos y nuevos.
Definitivamente es una pésima idea, que hasta parece una mala broma, el abordar una situación tan critica para el
@PRI_Nacional
con una medida que violenta hasta su historia de cerca de 100 años basada en un movimiento reeleccionista que le dio origen.
No asistiré a la Asamblea Nacional a convalidar ese despropósito. Confío en que en estos delicados momentos de la vida nacional y de nuestro partido, los delegados a la Asamblea y su dirección nacional actúen con la sensatez que amerita el momento que pone en verdadero riesgo la vigencia de nuestro Partido.
Estamos a tiempo de evitar más fricciones y fracturas.