Donald Trump esta al borde de ser el próximo presidente de Estados Unidos. Aunque no hay resultados finales al cierre de esta edición, todo indicaba que las rutas para una posible victoria de Kamala Harris se habían cerrado y mientras el republicano festejó con sus seguidores en Florida, los demócratas anunciaron que no comentarán más sobre los resultados esta noche.
Trump no esperó los resultados finales para proclamar su victoria. Declaró ante sus seguidores que este fue un triunfo de “el movimiento político mas grande de todos los tiempos”. Agregó que “vamos ayudar a curar a nuestro país. Vamos a componer nuestra frontera… sellar nuestra frontera”, y que vamos “a hacer a América grande de nuevo”.
El candidato republicano ganó tres de los siete estados bisagra. Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania. El modelo de pronóstico del New York Times, el cual no siempre ha sido acertado, mostraba un 95% de probabilidad de que Trump sea el próximo presidente al concluir la noche.
Previamente, los asesores de la candidata demócrata Kamala Harris señalan que los márgenes seguían muy estrechos y que ella aun tenía una ruta al triunfo. “Aún tenemos votos que contar, aun tenemos estados que no han sido definidos, continuaremos esta noche luchando para asegurar que cada voto sea contado, que cada voz se ha expresado”, declaró Cedric Richmond, co-presidente de la campaña de Harris en una declaración poco después de la medianoche en Washington.
Aunque el conteo incompleto en esos estados está favoreciendo a Trump, las boletas de los que votaron en ausencia y en el voto anticipado históricamente ha favorecido a los demócratas, y los resultados finales podrían tardar un día o dos.
Los republicanos han ganado la mayoría y con ello recuperan el control del Senado después de cuatro años bajo control demócrata. No se espera saber quién tiene la mayoría en la cámara baja durante unos días.
Las primeras encuestas a boca de casilla de la agencia Ap, con 110 mil votantes, revelaron que quienes emitieron su voto por la candidata demócrata Kamala Harris identificaron como su mayor motivación el futuro de la democracia en el país, mientras que quienes lo hicieron por el candidato republicano Donald Trump consideraban la inflación y la migración como los temas prioritarios -una mitad de ellos expresaron preocupación por la situación en la frontera con México.. Otros temas, incluyendo el derecho al aborto, servicios de salud y el medio ambiente, fueron secundarios.
Estas encuestas de salida de las casillas también revelan que Trump obtuvo el mayor nivel de apoyo entre los votantes latinos que cualquier candidato presidencial republicano en los últimos 50 años -ganando un 45 por ciento del voto latino y un 53 del voto de los hombres latinos. En algunos estados claves como Michigan, Trump gozó de niveles aún más altos entre este sector.
A la medianoche, Harris en Washington, DC y Trump en Florida, estaban reunidos con sus respectivas familias y asesores, y ninguno de los dos había salido a declarar algo a los medios y a sus simtampatizantes que esperaban para festejarlos.
Durante el día, la candidata demócrata y vicepresidenta del país Harris visitó la sede del Partido Demócrata en Washington la mañana del martes para agradecerles su labor y animarles a continuar con el último empujón a votantes para que acudieran a sus casillas. Harris, quien es de California, envió su voto remoto por correo desde esta capital hace semanas y permaneció en la residencia oficial de la vicepresidencia durante el día, para después llegar a su alma máter, la Universidad Howard, donde esperaría los resultados con su equipo y simpatizantes por la noche.
El ex presidente Donald Trump, candidato republicano, y su esposa inmigrante Melania depositaron sus votos en una casilla en Palm Beach, Florida, cerca de su mansión/club Mar-a-Lago donde permaneció en espera de los resultados. En comentarios al votar, Trump dijo que estaba recibiendo informes de alta participación en zonas republicanas del país y expresó confianza en su triunfo. Preguntado por un reportero si estaba dispuesto a aceptar los resultados -ha evitado comprometerse a esta regla básica de una contienda- respondió que sí, “si es una elección imparcial. Hasta ahora ha sido imparcial”.
Sin embargo, los operadores de Trump han lanzado un magno esfuerzo nacional para sembrar dudas sobre la imparcialidad de la elección desde hace meses al denunciar supuestos fraudes electorales como lo hicieron en 2020. Esta vez, el esfuerzo está mucho más organizado que el pequeño grupo marginal que impulsó la falsedad de que Trump ganó la elección anterior. Ese movimiento en 2024 ahora “es un ejército -organizado, ampliamente promovido y nutrido por una ideología que prevalece en las bases republicanas”, reportó el Washington Post. Un gran impulsor de este movimiento es el multimillonarios Elon Musk que ya estaba usando su plataforma cibernética X para denunciar supuestos fraudes.
Autoridades en Washington y alrededor del país también han expresado sus preocupaciones por amenazas de violencia el día electoral y a lo largo de las siguientes 11 semanas cuando un nuevo presidente/a tomará posesión (se supone). Comercios en el centro de la capital colocaron escudos de madera sobre sus vitrinas en caso de violencia y se desplegó mayor seguridad policíaca alrededor de la Casa Blanca.
De hecho, se reportaron algunos incidentes aislados de violencia. Dos hombres fueron detenidos en Michigan por enviar amenazas de violencia en mensajes de redes sociales, según la policía, mientras un político electo local fue arrestado en Nueva York por irrumpir en una casilla. En Washington, un hombre fue detenido al intentar ingresar a edificios del Congreso con gasolina y encendedores. Más tarde, se reportaron amenazas de bomba en Pensilvania, Georgia y Arizona, y aunque fueron falsas, provocaron evacuaciones y demoras en casillas y centros de conteo, muchos en zonas demócratas como Filadelfia y Atlanta.
En otro ámbito, fue curioso que ante una elección cuyos participantes, analistas, figuras políticas y culturales, expertos e intelectuales han proclamado como “existencial” con el futuro de la democracia estadunidense en juego, en las calles no se nota. Durante una larga caminata por la ciudad de Nueva York, desde el West Village hasta Wall Street, pasando por los planteles de universidades, edificios y plazas, no había nada -excepto en un par de escuelas que servían de casillas por con presencia muy discreta- que indicara que estaba sucediendo un evento político que determinará el futuro del país mas poderoso del planeta. Ni una calcomanía, manta, camiseta, gorro, cartel y menos activistas animando la participación.
En esta elección nacional, también esta en juego todas las 435 curules de la cámara baja y un tercio del Senado, pero no se esperan resultados finales para determinar cuál partido controlará cada cámara en el Congreso.