Alejandro Matty Ortega/AM Diario
El fin de semana comienza el flujo de “paisanos” por las carreteras de Sonora que cada año enfrentan grandes desafíos en la temporada de las tradicionales fiestas de Fin de Año en México.
Desde la Comisión de Asuntos Fronterizos y Atención al Migrante del Congreso del Estado que preside el diputado David Figueroa Ortega, se trabaja diariamente en coordinar esfuerzos con las distintas autoridades de Sonora y Arizona, a fin de brindar una mejor atención a nuestros héroes “paisanos” quienes sólo el 2023 enviaron a México 63 mil 313 millones de dólares -unos 930 millones a Sonora- en remesas desde Estados Unidos.
Uno de los problemas más graves que enfrentan miles de “paisanos” al transitar por Sonora es la extorsión policial en los retenes y puntos de control, donde algunos oficiales exigen sobornos o “mordidas” para permitirles continuar su camino sin mayores inconvenientes.
Esta práctica no sólo es ilegal, sino también profundamente injusta, pues se aprovecha de la vulnerabilidad de los migrantes, quienes, en muchos casos, desconocen sus derechos o temen represalias si se oponen.
La extorsión es una violación clara de los derechos humanos que socava la confianza de los “paisanos” en las autoridades y crea un clima de inseguridad y desesperanza, por ello es crucial que las autoridades federales y estatales actúen con firmeza para erradicar estas prácticas corruptas.
Los cuerpos de seguridad deben ser capacitados en derechos humanos y ética profesional, y deben ser supervisados rigurosamente para asegurar que sus conductas sean acordes a los estándares legales y morales que rigen a nuestra nación; sólo así se podrá garantizar que los paisanos reciban el trato que merecen: justo, respetuoso y sin condicionantes ilegales.
La discriminación y el maltrato hacia los paisanos también son prácticas que deben ser erradicadas, a menudo, los migrantes que regresan a México son tratados con desdén o con una actitud de desconfianza, como si su regreso fuera sospechoso o poco bienvenido.
Algunos oficiales de policía, aduaneros o incluso ciudadanos pueden hacer comentarios despectivos sobre su estatus migratorio o sus orígenes, lo que genera un sentimiento de inseguridad y rechazo en los paisanos.
Este tipo de trato no sólo es indignante, sino que también perjudica la imagen de México y la relación entre la comunidad migrante y las instituciones nacionales.
Los “paisanos”, al igual que cualquier ciudadano mexicano, deben ser tratados con respeto y dignidad.
Debemos recordar que la migración es un fenómeno que tiene profundas raíces sociales y económicas, y que los migrantes merecen un trato cordial y respetuoso por contribuir al bienestar de sus familias y de la nación.
Además del trato por parte de las autoridades, es fundamental que las autoridades locales, estatales y federales mejoren la infraestructura de los puntos de revisión y de tránsito por Sonora.
La falta de servicios básicos, la mala calidad de las carreteras o la falta de señalización adecuada puede generar incertidumbre y preocupación en los migrantes, quienes ya se enfrentan a suficientes desafíos durante su viaje.
En un contexto más amplio, la atención a los “paisanos” también debe incluir un enfoque de empatía y comprensión por parte de la sociedad en general; si bien es responsabilidad de las autoridades garantizar un trato digno y respetuoso, la sociedad también tiene un papel fundamental en la construcción de un ambiente de inclusión y apoyo hacia nuestros compatriotas que regresan al país.
La empatía debe ser un valor clave en la relación con los “paisanos” porque, muchas veces, los migrantes no sólo enfrentan dificultades en su tránsito por Sonora, sino que también deben lidiar con la sensación de desconcierto o aislamiento debido a las diferencias culturales y sociales entre la vida en Estados Unidos y la que encuentran en su tierra natal.
Como sociedad, debemos estar dispuestos a brindarles el apoyo y la bienvenida que merecen; al fin y al cabo, los “paisanos” no son “extranjeros”, son mexicanos que, por diversas circunstancias, han tenido que vivir lejos de su país.
Los mexicanos que viven en el extranjero son una parte fundamental de nuestra nación.
Su regreso, ya sea temporal o permanente, debe ser una ocasión de celebración, no de sufrimiento o maltrato.
Las autoridades y la sociedad deben trabajar juntas para garantizar que los paisanos reciban el trato digno, respetuoso y justo que merecen.
Sólo a través de una acción decidida para erradicar la corrupción, la discriminación y la falta de infraestructura, podremos asegurar que el retorno de nuestros migrantes sea una experiencia positiva, que refuerce los lazos entre México y sus hijos en el extranjero.
Es hora de que reflexionemos sobre el papel que desempeñamos como nación y como sociedad.
Los “paisanos” son una de las grandes riquezas de México pues durante el 2023 enviaron 63 mil 313 millones de dólares -unos 930 millones de dólares a Sonora- y su retorno debe ser visto como una oportunidad para fortalecer los lazos de fraternidad y solidaridad que nos unen.
Brindarles una atención digna, cordial y respetuosa no es sólo una obligación de las autoridades, sino un acto de justicia, humanidad y reconocimiento hacia todos aquellos que, a través de su trabajo y sacrificio contribuyen, como los héroes que son, al bienestar y a la grandeza de México.
- El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación escritos y digitales en Ciudad de México, Sonora y Arizona, además Premio Nacional de Periodismo 2010 por Mejor Reportaje Web en México.
Es Director General de AM Diario, Colaborador del medio binacional Irreverente Noticias, Colaborador en Dossier Político, Pajarito News y Esfera Noticias.